miércoles, 1 de junio de 2016
martes, 31 de mayo de 2016
¿Estamos solos en el Universo?
¿Estamos solos en el Universo?
Por Fred Heeren:
Como aprendí hace mucho en una mesa rodeada de recién conocidos, cuestionar la creencia de la gente sobre la inteligencia extraterrestre (IET) es como cuestionar su fe religiosa. Las dudas son asumidas con asombro. Las miradas no solo parecían decirme:"estamos en desacuerdo", sino también parecían decirme "blasfemo".
No me malinterpreten. Que cuestione la creencia sobre la inteligencia extraterrestre no quiere decir que tenga algo en contra de encontrar la cura para el cáncer, las enfermedades del corazón y el SIDA, que presumiblemente extraterrestres avanzados ya tienen. Estaría fascinado de oír la perspectiva de un extraterrestre sobre el sentido y el propósito de la vida. Estoy totalmente a favor de encontrar soluciones inmediatas a nuestras guerras y problemas de pobreza, que se supone, una sociedad madura y desarrollada como la nuestra, debería haber podido resolver. Incluso, pienso que contactarnos con una civilización que ha sobrevivido millones de años, seguiría la lógica de la Creación de Dios. Pero pienso también que nuestros astrónomos saben que nuestra posibilidad de lograr un contacto semejante es muy pequeña.
La práctica de la ciencia comienza con la suposición de que somos típicos, no excepcionales. A fin de cuentas, no podemos estudiar científicamente una muestra de un solo individuo. Además, la historia sugiere que Copérnico comenzó un progreso imparable: los más grandes pensadores modernos del mundo propusieron y luego probaron que la Tierra no era el centro del universo, que el Sol no es el centro, que nuestra galaxia no es el centro, y finalmente, que no existe un centro.
Copérnico nos dio la teoría para dar el primer paso, y Galileo demostró su veracidad. Einstein nos dio la teoría para dar los últimos pasos y las observaciones de galaxias distantes de Edwin Hubble convencieron al mundo.
El astrónomo Robert Jastrow, fundador del Instituto Goddard de la NASA, llama al logro de Hubble "el último paso magnífico en la revolución del pensamiento respecto al lugar de la humanidad en el cosmos que había sido iniciado por Copérnico." Pero hoy, el Principio de Copérnico propone, no sólo que el universo no gira alrededor de la Tierra, sino que el universo no gira alrededor de nosotros, ni literal ni figuradamente.
Habiendo probado que nuestro planeta, el sol y la galaxia son típicos, la ciencia debe aún establecer la pregunta acerca de si nosotros mismos somos típicos. Carecemos de certeza absoluta de que no somos, en el sentido más importante, el centro -hasta que alguien confirme la existencia de seres inteligentes en cualquier otra parte del universo.
Sí, si se pone de esa manera, Robert Jastrow concuerda: el paso final en la revolución de Copérnico está aún pendiente. Pero en mis conversaciones con él durante la década de los 90's, insistía en que estábamos a punto de darlo.
"Pienso que la humanidad está en el umbral de ingresar a una comunidad más grande y cósmica," me dijo durante una visita a su hogar y luego a los Observatorios Mt. Wilson de California, donde trabaja como Director. Sus palabras llevaban una especie de autoridad eclesiástica, pareciendo reverberar en la cúpula de siete pisos encima de él, el observatorio al que llama una "catedral dedicada a la búsqueda de la humanidad para el entendimiento del Cosmos." Con sencillez, simplemente agregó, "Escucharemos pronto de esos tipos."
Tomando asiento en la silla de mimbre en la que Edwin Hubble se había sentado casi ochenta años antes, reflexioné sobre esta posibilidad y luego la olvidé inmediatamente, al jugar con los controles que abren el techo, partiendo el cielo de la noche. Esto hizo que el telescopio de 100 toneladas revirara a través de la habitación girando toda la estructura cavernosa a mi alrededor.
Sentando allí, una milla encima de Los Angeles en el lente telescopico más grande del mundo, posicionado al timón de toda la iniciativa científica, Hubble sintió un inmenso poder.
Extrañamente, fue golpeado con una extraña sensación: ser el primero en entender completamente cuán diminuto es nuestro lugar en este enorme universo. Mientras pellizcaba los controles en centenares de noches frías en los primeros años de la década de los 20's, Hubble proporcionó la prueba fotográfica que muestra que nuestra galaxia es una entre muchas. Las nebulosas, entonces entendidas como los mechones de gas entre las estrellas de la Vía Láctea, resultaron ser galaxias más distantes conteniendo billones de estrellas propias.
Ahora, habiendo comenzado un nuevo milenio, nos encontramos en equilibrio para hacer la prueba final del Principio de Copérnico. ¿Y por qué Robert Jastrow piensa que nuestra generación será la afortunada en hacer finalmente el contacto, además del hecho de que su generación de astrónomos no puede morir en paz hasta que acontezca? Por un lado, los nuevos telescopios y computadoras BIET (Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre) son construídos con sensibilidad y alcance magníficamente incrementados.
Pero el Dr. Jastrow estaba pensando más en las señales que hemos estado enviando que en aquellas que esperamos recibir. "Nosotros somos una parte muy visible del universo en este momento," explicó. "Las transmisiones de TV, radio FM y el radar de nuestras instalaciones de defensa arrojan una señal que indica que hay vida en este planeta."
Robert Arnold del Instituto de BIET concordó y dijo que "estos artefactos electromagnéticos del comercio diario, entretenimiento y defensa dan a la Tierra una frecuencia de radio distinta que es más brillante que el Sol."
Según Jastrow, "Eso comenzó en intensidad, a nivel de millón vatio, hace cerca de treinta años, en la década de 1960." Indicó que Jack Parr y Yo Amo a Lucy están el frente de una onda, dijo, que se esparce fuera en el cosmos. "A treinta años luz existen algunas docenas de estrellas. Y si hubieran recibido la señal hace treinta años, nos estarían enviando una respuesta. Y las que sólo están a quince años luz de distancia, hubiesen mandado un mensaje de respuesta hace quince años, que nos debería estar alcanzando hoy."
Otros astrónomos que pertenecen a la generación del Dr. Jastrow recuerdan esto con el mismo entusiasmo, pero nuevas preocupaciones lo han apagado. "Solía preferir disfrutar pensando que las primeras civilizaciones habrían establecido un sistema de intercomunicación," dijo el Astrónomo Senior Emérito Eric Carlson del Planetario Adler de Chicago. "Quizá emisiones láser o algo repleto de información acerca de todas las otras civilizaciones en la historia pasada de la galaxia, todo esto está circulando. . . de estrella en estrella alrededor de la galaxia. Todo lo que tenemos que hacer es atinarle."
La verdadera probabilidad de que escuchemos la respuesta de cualquiera que esté a esa distancia, por supuesto, depende de cuán densamente poblada esté nuestra galaxia con civilizaciones; y sobre cuánto duren esas civilizaciones. Hoy Carlson se preocupa acerca de lo que le podría suceder a cualquier civilización en el curso de una galaxia de diez mil millones de años. ¿Qué quedaría de la cultura humana en un billón de años, o incluso en un millón? "Tiendo a pensar en una galaxia como una especie de jardín," explica Carlson. "Se tiene las flores de primavera, luego envejecen y mueren y así sucesivamente, y se tiene la vida con la conciencia de que florecerá aquí y allá por un tiempo. Y si alguna galaxia se podría poner en contacto y coincidir en este proceso al mismo tiempo, simplemente no lo sé." La próxima generación de cosmólogos tal vez todavía sostengan que la existencia de civilizaciones extraterrestres es "extremadamente probable," como me dijo el cosmólogo George Smoot (Laboratorios Lawrence Berkeley). "Pienso que las posibilidades de la existencia de vida cerca a nosotros es bastante reducida," advierte "Si existe vida en nuestra propia galaxia, además de nosotros, no lo sé."
Entre los astrónomos más jóvenes que se han hecho un nombre encontramos a Charles Steidel, líder en Caltech de un equipo internacional encargado de descubrir formas para observar galaxias bebés de trece mil millones de años. Sus pensamientos reflejan la adición de la comprensión biológica del siglo XXI a la ecuación: "Pienso que la posibilidad de vida con la que podríamos comunicarnos es bastante baja, porque existen muchas maneras en que las cosas pueden desarrollarse."
Incluso Robert Jastrow, el más entusiasta a la hora de probar que existen civilizaciones extraterrestres, parece haber tenido algunas dudas. Cuándo estaba a punto de ir a la editorial con un libro sobre cosmología moderna, me pidió que hiciera una pequeña adición a una declaración que él había hecho en mi capítulo acerca de la BIET. En vez de decir, "Escucharemos pronto de esos tipos", quiso que lo cambiara a, "Si la vida es común, escucharemos pronto de esos tipos."
La mayoría de las personas son olvidadizas o indiferentes frente las recientes evidencias sobre la pregunta de la IET, tanto los que están a favor como los que están en contra. El Principio de Copérnico se sostiene firmemente en la cultura popular, entendido en términos de "atroz desperdicio de espacio" si es que no existen extraterrestres allá afuera. Todo conductor de taxi puede decirle que existen billones de galaxias con billones de estrellas dentro de cada una. Los números completos exigen que existan millones de planetas habitables sólo en nuestra galaxia, incluso aunque el porcentaje de sistemas de estrella habitables sean pequeños. Decir lo contrario es exponer la propia falta de educación científica.
Se asume que no es una cuestión de "y si", sino de "cuándo". Nuestras películas nos han dado mejores efectos especiales cada vez para prepararnos para el día en que la Tierra se detendrá, cuando experimentemos Encuentros Cercanos del Tercer Tipo, o cuándo BIET nos ayude a hacer Contacto. La generación X y siguientes han sido entretenidos por más extraterrestres que vaqueros, indios y soldados, todos juntos. Probablemente, no se a exagerado decir que ninguna película ha tenido mayor influencia en hombres de hasta 35 años que las películas de la Guerra de las Galaxias.
El encaprichamiento con extraterrestres aumentó aún más en la última década. Los Expedientes de Rockford llegaron a ser Los Expedientes X.Los Intocables, combatientes de la mafia se convirtieron en los Hombres de Negro, combatientes de extraterrestres, de la que también se ha hecho una tira cómica y dibujos animados. El mayor éxito en la radio nocturna es un programa nacional que presenta frecuentemente invitados que ofrecen de primera mano sus encuentros cercanos con extraterrestres o con una nave espacial.
Durante la década de los 90's, los psicólogos estimaron que sólo en EE.UU. 900 mil personas declararon haber sido secuestrados por extraterrestres y la tendencia estaba en aumento. En su libro Encuentros Cercanos del Cuarto Tipo, C. D. B. Bryan informó "el surgimiento de un nuevo desorden psicológico," observado en personas que han sido condicionadas para ver "salvadores extraterrestres" que quizás les proporcionen la plenitud que no están encontrando en tierra firme.
El físico teórico Paul Davies dice que esa gente ve a los extraterrestres como "un conducto hacia lo último." Para muchos, la perspectiva de la IET ha venido a satisfacer una necesidad cubierta alguna vez por la religión. Incluso los científicos de BIET dicen que ellos están motivados por una meta más noble que la mera búsqueda de la inteligencia. "Imagínese -dicen- el avance en conocimiento, en moral y quizá incluso en espiritualidad; que se pueden obtener de una civilización de un billón de años de antigüedad.
Robert Jastrow se imagina lo que quizás haga a nuestras religiones actuales. "Cuando hagamos contacto con ellos, el acontecimiento será transformador," afirma. "Yo no sé cómo reaccionará la tradición judío-cristiana frente a este desarrollo, porque la idea de la existencia de seres superiores a nosotros en este universo, no sólo técnica, sino quizás espiritual y moralmente, requerirá, pienso yo, de un tiempo de reflexión sobre las doctrinas clásicas de la religión occidental."
Cualquier señal que detectemos, según el astrónomo de BIET Jill Tarter, provendrá de civilizaciones muy antiguas. Este hecho, combinado con el hecho de que las religiones causan tantas guerras en este planeta, significa que nuestras primeras señales detectadas vendrán de seres "que nunca tuvieron o que han alcanzado una religión organizada," afirmó en una reunión de ciencia/religión patrocinada por la Fundación Templeton y realizada en las Bahamas.
Otros científicos y teólogos en la reunión pensaban que las religiones panteístas podrían sobrevivir a un encuentro extraterrestre, pero la mayoría asumía que la religión occidental ciertamente llegará a su fin cuando se enfrente a los extraterrestres. El historiador de la ciencia Steven Dick llamó a BIET "una búsqueda religiosa" que quizás ayude a reconciliar la ciencia y la religión. Asumió que esto ocurrirá a costa del Cristianismo que no podría acomodarse a las implicaciones de la IET.
Me sorprende que los eruditos de hoy se adelanten tanto en predecir los últimos ritos sobre la fe que verdaderamente engendró a la mayoría de los primeros entusiastas de la IET. A través de la edad media, siguiendo los argumentos de Aristóteles, la gente culta creía que una "pluralidad de mundos" era imposible. En 1277 un concilio de obispos en Francia condenó esta posición, abriendo oficialmente el camino para que muchos pensaran seriamente en la existencia de otros mundos.
Alentados o desalentados por sus iglesias, cristianos prominentes llegaron a ser los promotores más entusiastas de la IET. Estos incluyen a Giordano Bruno y a Nicolás de Cusa (siglo XV), Johannes Kepler (siglo XVII), el predicador puritano norteamericano Cotton Mather (siglo XVII), y al presidente/ministro de Yale, Timothy Dwight (siglo XVIII).
Que los extraterrestres den un zarpazo a alguna religión en particular dependerá de lo que tengan que decirnos acerca de Dios. Los materialistas han asumido tradicionalmente que judíos, cristianos y musulmanes, creyendo en un Dios trascendente, recibirán malas noticias. La creencia cristiana en la muerte de Jesús para salvar del pecado al hombre parece particularmente problemática para ellos. ¿Cómo podríamos reconciliar la muerte de Jesús por la humanindad, con la existencia de otras criaturas inteligentes en el universo?
Sin embargo, los entusiastas cristianos de la IET tienen una variedad de respuestas para los escépticos: El sacrificio expiador de Jesús fue un acontecimiento único que cubre también a los extraterrestres. El cosmólogo de Oxford E. A. Milne sugirió que los misioneros eventualmente predicarán la buena nueva en galaxias distantes.
viernes, 30 de octubre de 2015
El SETI
“PENSAR QUE ESTAMOS SOLOS EN EL UNIVERSO ES COMO CREER EN MILAGROS”
El SETI es el centro privado que
heredó de la NASA el programa que escudriña el espacio en busca de una señal de
radio de otra civilización
Seth
Shostack, en su despacho del SETI en Silicon Valley. / P. X -S.
Algunos científicos lo llaman el efecto risitas.
Es la reacción, inevitable para mucha gente, que se produce cuando alguien
comienza a hablar de extraterrestres. Una media sonrisa, una risita apagada que
inmediatamente anula el efecto de lo que se quiera decir. Los expertos en
buscar vida en otros planetas están acostumbrados. Cuando le preguntan a Seth
Shostak en una fiesta a qué se dedica, ¿qué dice? “Digo que arreglo coches”,
bromea. Es más fácil eso que explicar que es el director del Instituto para la Búsqueda de Vida
Inteligente Extraterrestre (SETI, en sus siglas en inglés).
El SETI es probablemente el lugar del mundo donde
más en serio se toma esta cuestión. Situado en un edificio de oficinas en
Mountain View, California, en el corazón de Silicon Valley, se trata de un
centro privado que heredó lo que una vez fue un programa oficial de la NASA:
escuchar el espacio en busca de una señal de radio de otra civilización. Su
director será una de las dos o tres primeras personas en el mundo que se
enterarán el día en que nos contacten los extraterrestres, algo que en este
lugar no es una especulación, es una certeza.
La búsqueda de una señal desde el espacio comenzó
en los años 60 del pasado siglo, cuando los extraterrestres ya habían invadido
la cultura popular. “Era cultura pop, pero no tanto”, dice Shostak. “A mitad de
siglo ya había científicos serios pensando en la posibilidad de vida en Marte”.
Marconi o Tesla también habían teorizado sobre contactar con Marte. “La idea de
la vida en el espacio es antigua. La idea de contactar con ellos es del último
medio siglo”.
Antenas
del telescopio Allen, en el norte de California, con las que el SETI escucha el
universo en busca de una señal de vida. / SETI
Cuando Shostak se unió al SETI, en 1990, era un
programa oficial de la NASA. Fue cancelado en 1992, apenas un año después de
comenzar a escuchar, dentro de una negociación presupuestaria en el Congreso.
Desde entonces, no se ha podido volver a presentar una propuesta para gastar
dinero público en SETI sin ser víctima del efecto risitas. Fue un grupo
de inversores de Silicon Valley los que retomaron el programa y lo mantienen
con fondos privados. Shostak afirma que el programa federal se podría recuperar
con un presupuesto de solo un millón de dólares al año. Pone como ejemplo que
el Congreso encontró bien rápido los fondos para un programa que se dedica a
vigilar asteroides cuando, en 1994, vieron las imágenes del cometa Shoemaker
impactando contra Júpiter y provocando explosiones del tamaño de la Tierra:
merecía la pena saber algo más de la trayectoria de los asteroides.
La física es igual en todas partes, damos por hecho
que una civilización extraterrestre conoce la radio como conoce la rueda.
En el piso de Mountain View que hoy alberga el SETI
hay pocas referencias a hombrecillos verdes. Las antenas están a 500 kilómetros
hacia el norte. El ambiente de oficina está decorado con mapas celestes y fotos
de lugares extremos de nuestro planeta. En una estantería se alinean lo que
parecen globos terráqueos hasta que se miran de cerca. Son mapas globo de los
planetas y lunas donde es más probable que haya vida, hechos con imágenes de
satélite. Calisto, Europa, Ío, Ganímedes… Para el que solo conoce la capa más
pop de la vida extraterrestre, el satélite Europa es el más famoso, desde que
Arthur C. Clarke lo convirtió en el hogar de la próxima civilización del
sistema solar en 2010: Odisea Dos. “Europa es uno de ellos, pero no
necesariamente el mejor”, aclara Shostak.
El pasado marzo, Shostak escribió un artículo en The
New York Times que abría el debate a un cambio de estrategia: enviar
mensajes al espacio en vez de escuchar pasivamente. La mera posibilidad provocó
un debate fenomenal, en el que personalidades como Elon Musk (SpaceX) o el
astrónomo Geoff Marcy advertían de los peligros de exponernos a una
civilización cuyas intenciones desconocemos. De repente, en los primeros meses
de 2015, el debate sobre extraterrestres se ha vuelto muy serio. Shostak aclara
que actualmente no están emitiendo señales, pero dice que hay quien quiere
hacerlo en su equipo. Cree que “es más útil escuchar”, pero si se hiciera,
propone emitir toda la información de los servidores de Google. Suele comparar
su exploración con la de Cristóbal Colón: “Es como decirle a Colón: ‘mejor no
vayas hacia el oeste porque puedes encontrarte con una civilización hostil que
venga a Europa y la destruya”.
Otra cuestión es si esa supuesta civilización
utilizará medios de comunicación que se puedan captar con las antenas que
usamos. “La radio es como la rueda”, afirma Shostak. Si han llegado al nivel de
civilización que les permita enviar mensajes por el espacio, forzosamente
utilizan radio. “La física es igual en todas partes, damos por hecho que
conocen la radio como conocen la rueda”. la búsqueda SETI da por hecho que hay
otras formas de vida no muy lejanas, que alguna de ellas ha desarrollado una
civilización inteligente al menos tan avanzada como el ser humano, y que tratan
de explorar el universo igual que nosotros. Es una cuestión de estadística. “Si
miras a 100 estrellas, 20 de ellas tienen planetas como la Tierra”, explica Shostak.
“El análisis del telescopio Kepler revela que una de cada cinco estrellas
tienen planetas que pueden tener vida. Eso son decenas de miles de
posibilidades, solo en la Vía Láctea. Pueden ser estériles, pero eso nos
convertiría en un milagro. Y en la ciencia, cuando crees en los milagros
normalmente te equivocas”.
¿Y el día que llegue esa señal? El imaginario
popular ve esa señal como una especie de borrón, un ruido confuso pero con
alguna lógica interna que destaca entre el zumbido seco del universo. La
película Contact (1997) obtuvo una nominación al Óscar al mejor sonido
por su emocionante recreación de un supuesto contacto extraterrestre por radio.
Pero el hombre que probablemente será el primero en escucharlo, Shostak
describe así lo que lleva esperando toda su vida: “No buscamos sonidos, sino
bandas, números. Si esos números se convierten en audio, suena ruido. Si
hubiera una señal en él, sonaría como un tono, una flauta dentro del ruido”.
Una conversación con Seth Shostak una mañana de
abril puede acabar en un debate sobre si la radio de ET era lo bastante potente
como para llamar a su casa. Ha trabajado como asesor científico en películas
(el remake de Ultimátum a la Tierra) y conoce y disfruta toda la
cultura popular alrededor de los extraterrestres. Pero es absolutamente serio
cuando afirma que encontraremos vida inteligente fuera de la Tierra, quizá
antes de dos décadas, gracias al ritmo al que evoluciona la tecnología que
escucha el universo y procesa el ruido. ¿Y qué pasará ese día? “Será noticia
cinco días y luego cada uno volvería a lo suyo”.
Cuando el trabajo es imaginar
extraterrestres
El SETI no solo se dedica a escuchar el universo.
Alrededor de este programa trabajan unos 150 especialistas en distintos
proyectos con aplicaciones en la búsqueda de vida extraterrestre. La mayoría
son astrobiólogos, que desarrollan en estas instalaciones su trabajo sobre
condiciones de vida extremas en la Tierra, un tipo de estudios que sirve para
imaginar la vida que se podría generar en sistemas helados o ardientes. El
español Pablo Sobrón trabaja en SETI desde 2012. “Mi trabajo se centra en
explorar nuevas formas de vida en entornos inhóspitos de nuestro planeta como
el Ártico, la Antártida, desiertos, montañas y el fondo oceánico”, explica
Sobrón en un correo electrónico.
Sobrón está ahora en un grupo de investigación para
explorar la vida en los océanos. “Los mejores escenarios para la evolución de
vida en el sistema solar son posiblemente los océanos de los satélites Europa y
Encedalus (Júpiter y Saturno, respectivamente). Estas dos lunas heladas
albergan océanos de agua líquida bajo una corteza de hielo y es posible que
existan chimeneas hidrotermales en el fondo de los mismos”, que es posiblemente
el entorno en el que surgió la vida en la Tierra. “Por tanto, Europa y
Encedalus son objetivos prioritarios en la búsqueda de vida fuera de la
Tierra”.
En un despacho del SETI, por ejemplo, trabaja David
Hinson, especialista en meteorología espacial. Una especie de hombre del tiempo
de Marte. Su trabajo consiste en predecir el tiempo en la superficie, una
información fundamental si uno quiere hacer aterrizar una nave allí. “Cuando
iban a mandar la nave Viking a Marte, querían aterrizar en el sitio más seguro.
La estructura atmosférica y los vientos en ese momento son muy
importantes".
En este lugar, la búsqueda de vida extraterrestre
es una cuestión científica de primer orden. Hay alguien imaginando cómo sería
una forma de vida en condiciones extremas y buscando respuestas en el fondo del
océano o en las toberas de un avión, hay alguien intentando predecir el tiempo
en esos lugares y, sobre todo, alguien escuchando, por si hubiera otros, en
otro lugar, haciendo lo mismo.
miércoles, 28 de octubre de 2015
martes, 27 de octubre de 2015
lunes, 26 de octubre de 2015
NO ESTAMOS SOLOS
ADMINISTRADOR DE LA NASA DICE QUE NO ESTAMOS SOLOS EN EL UNIVERSO
En los últimos meses, en lo que se podría considerar una
aclimatación gradual a la idea de vida extraterrestre allí afuera, figuras
ligadas a la NASA han hecho declaraciones públicas que hacen sospechar que el
día de la desclasificación —de lo que ya saben y no han dicho hasta ahora— está
cada vez más cerca. Esta vez —nuevamente— quien ha hecho una nueva declaración
es el actual administrador de la agencia espacial norteamericana, Charles Bolden.
Enfrentando una ronda de preguntas formuladas por jóvenes en
el Museo de Ciencia en Londres, una niña le preguntó a Bolden si creía en los
extraterrestres. Su respuesta fue: «Creo que un día hallaremos otras formas de
vida o una forma de vida, si no es en nuestro sistema solar, lo será en algunos
de los miles de millones de sistemas planetarios en el universo». «Hoy sabemos
que literalmente hay miles o, más bien, millones de otros planetas, muchos de
los cuales son similares al nuestro. Por lo que algunos de nosotros creemos que
vamos a hallar… evidencia que hay vida en otra parte». También se le preguntó
sobre las reiteradas elucubraciones que aseguran que los alunizajes fueron montajes.
Ante eso, el administrador de la NASA dijo: «No tengo dudas que hemos ido a la
Luna, y tampoco tengo dudas que verás como llegaremos a Marte».
Pero, «¿qué tan pronto pondremos el primer hombre o mujer en
Marte?», replicó otro joven miembro del público. Bolden explicó que las
estimaciones más optimistas ubican ese hito histórico para la humanidad
«alrededor del año 2030», tan solo 15 años en el futuro. En cuanto a los
proyectos más importantes emprendidos por la agencia en el momento, Bolden dijo
que ayudar a la administración aérea federal era una de las prioridades «para
que gente como la de Google y Amazon pueda utilizar sistemas aéreos no
tripulados como si fueran aviones normales». También mencionó que la
preparación concerniente al lanzamiento del telescopio James Webb, el sucesor
del Hubble, es otra de las cosas que presenta un amplio grado de primacía, pues
«será lo que nos permita estudiar planetas como la Tierra y echar un vistazo en
busca de vida extraterrestre». Esta misma semana, el ex astronauta John
Grunsfeld declaró en una conferencia científica que «si hay seres inteligentes
allí afuera, saben que estamos aquí».